Hay cremas que te arreglan una comida sin despeinarte, y esta es una de ellas. Calabaza asada con cebolla, tomillo y aceite, triturada con caldo de verduras y un buen puñado de albahaca fresca. Resultado: una crema suave, perfumada y refrescante que apetece a cualquier hora.
El truco está en asar la calabaza con tiempo: se concentra el dulzor natural, se carameliza la cebolla y el tomillo lo perfuma todo. Luego, batidora, albahaca, un toque de caldo y… ¡listo! Perfecta para servir fría (aunque templada también está de lujo).
Paso a paso
1. Asa la verdura
Coloca la calabaza cortada y sin pipas en una bandeja de horno junto a varias cebollas. Añade sal, pimienta, un chorrito de aceite y tomillo.
2. Horno y paciencia
Hornea a 190 °C durante unos 90 minutos, hasta que la calabaza esté muy tierna y la cebolla doradita.
3. A la batidora
Pasa la calabaza y la cebolla asadas al vaso de la batidora. Añade un poco de caldo de verduras y albahaca fresca.
4. Tritura fino
Tritura hasta obtener una crema suave y sedosa. Ajusta la textura con más caldo si te gusta más ligera y rectifica de sal.
5. Enfría y sirve
Llévala a la nevera para tomarla fría. Sirve con unas hojas de albahaca por encima y un hilo de aceite. ¡Espectáculo!



El resultado
Una crema lisita y muy aromática, con el dulzor de la calabaza asada, la caricia herbal de la albahaca y el puntito mediterráneo del tomillo. Fresquita entra sola, es ligera pero con sabor de sobra, y funciona igual de bien como entrante de diario que en una mesa con invitados. De esas recetas que repites todas las semanas.
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