La semana pasada, en la gala de los II Premios Nacionales de la Patata, tuve el privilegio de ser nombrado Padrino de Honor 2025. Un título con mucho sabor, que me llena de orgullo, sobre todo porque este sector tiene tanto por ofrecer y, si hay algo que me apasiona, es apoyar todo lo relacionado con la cocina y la agricultura de calidad.
Los premios, celebrados en Medina del Campo y organizados por Grupo Campo, fueron un reconocimiento a todas esas personas y proyectos que están revolucionando la industria de la patata con innovación, sostenibilidad y, sobre todo, mucho trabajo detrás. Y ahí estaba yo, rodeado de grandes profesionales que están dejando huella en un sector tan vital para nuestra gastronomía y nuestra cultura.

La patata es un ingrediente esencial en nuestra gastronomía; aunque parece simple, tiene magia. Y como buen cocinero, siempre he creído que todo lo que ponemos en el plato merece nuestro respeto. Así que ser padrino de este alimento no es solo un honor para mí, ¡me lo tomo como una oportunidad de seguir divulgando y compartiendo lo que más me gusta!
De hecho, esta no es la primera vez que el mundo de la patata y yo nos hacemos ojitos. Hace algo menos de un año tuve el honor de conducir la famosa “Fiesta de la Patata” que organiza cada año el Ayuntamiento de La Rinconada. Todavía se me hace la boca agua cuando recuerdo aquella supercaldereta de 200 kilos de patatas con carne.
En definitiva, que la patata y yo tenemos un bonito idilio desde hace tiempo. Por eso, agradezco aún más la confianza que Grupo Campo ha depositado en mí para este nombramiento. ¡Vamos a darle visibilidad a la patata y a todo lo que representa, porque se lo merece! Y, como siempre, a seguir disfrutando de lo bueno que nos da el campo, ¡con mucho sabor y mucho cariño!