Las crujipapas con tomate son una de esas recetas sencillas que demuestran que, a veces, los sabores más memorables no necesitan de grandes complicaciones. Es un plato que evoca la calidez de la cocina casera, un bocado crujiente y sabroso que ha pasado de generación en generación en muchas familias. La combinación de la patata dorada y crujiente con la frescura del tomate triturado es un clásico atemporal. .
Esta es una opción versátil y deliciosa, ideal tanto como aperitivo en una reunión informal como para una comida ligera. La clave reside en lograr ese punto exacto de la patata, que debe quedar dorada por fuera y suave por dentro, sin renunciar a su característica textura. La salsa, un tomate natural triturado, es el complemento ideal para refrescar el paladar y crear un contraste perfecto que te hará querer repetir.
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Paso a paso
1. Caramelizar la cebolla
Comienza poniendo la cebolla en una sartén. Cocínala a fuego lento hasta que esté blanda, translúcida y adquiera un color dorado y un sabor dulce. La clave es la paciencia para lograr una cebolla perfectamente caramelizada.
2. Preparar las patatas
Coge unas patatas previamente lavadas. Pínchalas varias veces con un tenedor para que el vapor pueda escapar, envuélvelas en papel de cocina y cocínalas en el microondas durante al menos siete minutos. Esto las dejará blandas y listas para ser aplastadas.
3. Dar forma a la crujipapa
Una vez que las patatas estén cocidas, déjalas enfriar un poco para poder manipularlas. Aplástalas suavemente hasta que queden como una torta y dales una forma redonda y uniforme con las manos.
4. Dorar el queso
En una sartén, esparce una capa de queso rallado. Coloca la patata aplastada encima del queso. Deja que el queso se cocine a fuego medio hasta que se dore y forme una capa crujiente y dorada.
5. Crear la crujipapa
Con la ayuda de una espátula, dale la vuelta a la patata. La idea es que ambos lados queden bien dorados y crujientes.
6. Montar el plato
Coloca la crujipapa en un plato. Encima, añade una generosa porción de tomate triturado, seguido de la cebolla caramelizada. Luego, coloca un huevo frito encima de todo y espolvorea un poco de albahaca fresca picada por encima.









El resultado
El resultado es un plato que deslumbra con su simplicidad: el contraste de la patata crujiente y dorada con la suavidad del tomate y la cebolla caramelizada crea un bocado equilibrado y lleno de sabor. El huevo frito, con su yema líquida, actúa como el toque final que une todos los elementos, haciendo que cada cucharada sea una experiencia satisfactoria.
Es la clase de plato que te recuerda que a veces la felicidad se encuentra en lo más sencillo. Ideal para un picoteo con amigos, una cena improvisada o, simplemente, para darte un capricho delicioso y sin complicaciones. Y lo mejor de todo, su facilidad te animará a prepararlo una y otra vez.
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